BIOEXPERIENCIA EN OBRA
Entre entregas de ladrillos y acero, conteo de tuberías, paseos a la ferretería, almuerzos al mediodía y la brisa del mar, se pasaron los últimos siete meses del año junto a nuestro gran equipo de construcción en Punta Hermosa. El encargo había sido súper importante: supervisar la CASA B.
Me uní al equipo junto a Mari y Johann para dirigir el proyecto de obra que con tanto esmero y detalle había sido diseñado. Lo mejor fue recibir la total libertad para poder opinar y tomar decisiones que hicieran que la obra camine de la mejor manera; la confianza en el equipo es uno de los valores más importantes de Bioarq. Cada nuevo proyecto siempre es un mundo diferente por descubrir. Poder ver como día a día, ladrillo a ladrillo, lo que está dibujado en los planos va cobrando forma, es realmente increíble y emociona.
Empezaban las etapas de trazado y cimentación. Era momento de revisar el cronograma en obra, trazar tiempos, ubicar los hitos y manejar la logística de materiales lo mejor posible. Mi pasión por el orden y la organización no me permitían dejar de lado ningún punto importante. (#loveplanning).
Mis días estaban repartidos entre la oficina en Miraflores, la caseta de obra y la construcción en sí. Junto a nuestros #biotrainees en el estudio, nos preocupábamos por cotizar y revisar cada acabado de lo que se iba a instalar. Pedir muestras y citar proveedores eran parte de la agenda de la semana. No parábamos hasta conseguir el material o el accesorio indicado y era fantástica la empatía para lograr un mismo objetivo.
En nuestra oficina en obra la dinámica era distinta, debíamos controlar el ingreso y salida de materiales sin que se nos escape ni un solo clavito ( sí, tarea difícil).
Junto a Efraín, nuestro maestro de obra de confianza, revisábamos una y otra vez los detalles para ver cómo podíamos optimizar el tiempo y materiales. Teníamos constantemente charlas frente a la computadora analizando los planos con el equipo, siempre con el ojo entrenado para detectar cualquier error o incompatibilidad y solucionarlo de inmediato.
Con casco, botas y chaleco, entrábamos a la realidad constructiva a revisar cómo iba avanzando todo: aquella placa de concreto que tanto diseñamos iba levantándose frente a nuestros ojos. Los chicos de obra siempre atentos poniendo su mejor #punche aunque cuando sonaba el silbato de Wenceslao a las 12:00pm todo se detenía para el merecido descanso con vista al mar incluido.
Hemos pasado mil anécdotas durante la construcción de la CASA B pero si tuviera que mencionar una, creo que todos coincidiríamos con la clásica emoción del llenado del último techo. Todos ansiosos con la llegada del mixer, ese era “EL día”. Llegarían también los dueños y todos celebraríamos el trabajo en equipo, porque de eso se trata la filosofía del #bioteam.
Todo el compromiso, cada desayuno en plena carretera o caminatas cuesta arriba por buscar el accesorio indicado, han valido totalmente la pena. Felices porque nosotros y nuestros clientes amamos el resultado que pronto será develado en las siguientes entradas al blog. ¡No dejen de seguirnos!
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